parte de la respuesta me llegó de los
fogones de “Masterchef” y es que la breve conversación de Ferrán
Adrià con una de las finalistas fue una fugaz lección de que todo
es tan relativo y que muchas veces tenemos las propuestas de valor
tan claras y tan sencillamente planteadas delante nuestra y no somos
capaces de verlas (trabajaré algún día sobre la teoría de la
relatividad de la innovación (*)).
La finalista estaba preparando ostras con crema de almendras.
Adrià cogió la cazuela de la crema, la vertió en una copa de
cóctel y le preguntó a Eva, la finalista:
-Eva, tu crema, puesta aquí, ¿qué sería?.
-Un zumo – contesto Eva.
-¿Y si la pongo en un plato sopero?, volvió a preguntar Adrià.
-Sería una sopa, dijo Eva.
-Ya, y supón que la pongo ahora en una salsera.
-Pues pasaría a ser una salsa, respondió Eva.
Y entonces, Ferrán Adrià terminó diciendo: Entonces, ¿es un
zumo, es salsa o es sopa?. Esto yo he tardado 30 años en
comprenderlo.
Muchas de las propuestas innovadoras son realmente innovadoras
para unos e imposible de ver para otros. Al final es todo tan
relativo...
(*)Teoría de la relatividad de la innovación:
E= EXITO de un cambio o mejora o innovación
m= miedo a empeorar si no se hace nada
c= confianza de los/as participantes en quien propone el cambio,
la mejora o la innovación
Que interesante, esa relatividad yo la interpreto como la forma especial que cada uno aporta a la realidad, su toque personal, su creatividad, se trata de compartirlo y de hacer el proceso de diseño mucho más rico. Un saludo
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